Nada como un fuerte sentimiento de correspondencia

22/02/18

   Querido amigo, tengo algo que quiero contarte:


   Espero te sigas encontrando bien, sin dudas es lo que definitivamente te merecés. No sé si pueda decir lo mismo de mí. Creo que la respuesta sería no. Vos sabés bien que no es la primera vez que tengo la sensación de que la desgracia me persigue. Espero no estarte apenando con estas palabras. Voy a intentar ser moderado. Pero sinceramente me es muy difícil. Hace un tiempo que empecé a sentir que estaba siendo más distraído que de costumbre. Estoy perdiendo las cosas de mi casa muy seguido últimamente. Y hace un tiempo que estoy completamente solo, vos lo sabés bien. Sin embargo pierdo muy seguido las cosas, amigo. El tema es que hace poco las empecé a ver mientras se movían. Amigo, algunos objetos en mi casa se mueven en mis narices. No es chiste, no lo estoy imaginando. Podría enviarte algunas imágenes que he tomado, pero estoy seguro que todo sería solamente peor. Tengo ese profundo presentimiento. ¿Vos no podrías venirte un día de estos? Necesito poder hablar con alguien de esto. Creo que solamente vos podría no tomarme por loco. 


   Escribime pronto.

   Te espero.




27/02/18

   Amigo mío, gracias por tu pronta respuesta:

        

   No, juro que no. Tampoco intentaría molestarte si no fuera porque realmente necesitara hacerlo. Sé que estás lejos, pero no creo que vaya a demorarte mucho. Podríamos tomar un café bien fuerte, como en los viejos tiempos. Vamos. 

   Tengo que decirte esto sin rodeos: temo lo peor, amigo. Creo que son fantasmas. Los objetos no pueden moverse solos, pero el aire tampoco puede susurrarte al oído por las noches. Las puertas y ventanas tampoco tienen voluntad propia. O por lo menos no deberían. ¿Vos creés que debería contestarles? No siempre entiendo bien qué es lo que me dicen. Pero quizá podría pedirles que me hablen un poco más fuerte. Y de esa forma poder ponernos de acuerdo. ¿Vos pensás como yo que eso sería lo más correcto? Ambos estamos habitando la misma casa, no debería ser un problema para ninguna de las partes. Por favor, no me tomes por loco, pero tengo el presentimiento de que no pueden leer lo que escribo. Por eso voy a tomar este medio de manera exclusiva para comunicarme con vos. No puedo hablarte sobre esto, porque estoy seguro que sí escuchan y entienden. Ante lo cual tampoco puedo atender una llamada por este tema, ni podré reproducir nunca más nada que me envíes. ¿Sabés por qué? Porque la última vez hiciste mención del tema y pude sentir cómo instantáneamente se alborotaba el aire. Por primera vez pude escucharlos claramente. Hermano, ¿cuándo te venís a casa? Avisame y pongo la pava. 


   Apenas cortado y dos de azúcar.

   Te abrazo.




05/03/18

   Gracias por venir, me alegra mucho que estés aquí:        

    

   Lamento el viaje, sé que no estás de paso. Pero tenía ganas de que podamos hablar por una última vez. Después de esta carta que dejé preparada para vos, creo que hubiera sido demasiado tarde. No hace falta que me busques por las habitaciones, no tiene ningún sentido. No estoy. El hecho mismo de que estés leyendo esto ahora y en lugar de estar hablando conmigo confirma la peor de mis teorías. Les contesté, ¿sabés? Les dije eso que me sugerías. Sinceramente, no se lo tomaron como nosotros nos imaginábamos. Digamos que manejan una lógica distinta a la nuestra. Todo fue absolutamente peor. Y no fue nada escalonado, te diré. Abruptamente irrumpieron de manera insostenible para mi estilo de vida. Las cosas no iban a poder seguir siendo iguales. Si todo continúa en el sentido en que yo lo veo, no voy a tardar en convertirme en uno más de ellos. Espero no estarte entristeciendo con esta última carta. Pero sin duda será muy entretenido poder encontrarnos una vez más. Un amigo está en las buenas y en las malas, ¿no? Siempre supe que podía confiar en vos. Quizá cometa algunos errores al principio, teneme paciencia.

        

   Tu querido amigo.

   Fijate si no está la pava.