Track

Esa noche, en ese momento, se dio perfecta cuenta de lo que iba a sucederles.

Entonces hizo track.

Rápidamente lo agarró contra sí y salió corriendo. Oía las balas zumbar y estallar tan cerca... Pero eso no impidió que se arrojara con toda seguridad contra la ventana. A último momento logró colocarse de espaldas para resguardarlo mientras detonaba el vidrio. Fue la última vez que lo tuvo a él frente a frente; y le estaba disparando. Es increíble como algo que no demoró más que una fracción de segundo pudo ella sorberlo tan lento. Mientras los cristales abrían su espalda logró verlo apuntarles al tiempo que el resto de sus hombres entraban en la habitación. Sucedió tan despacio que le hubiera dado tiempo de amagar. Pero ella no titubeó. Nunca lo hizo. Con su brazo izquierdo aferró a Rune mientras que con el derecho le apuntó a la cara y gatilló la bala que atravesaría sus fauces. El resto sí que fue veloz. Cayó los 2 pisos a toda velocidad contra el capó del Aston negro. 


Si tan solo lo hubiera visto antes de morir…

Quizá me quedaría una bala más.


Cuando el tiempo volvió en sí, se percató de Rune. Estaba llorando, pero en una pieza. Por la ventana se asomaron los borregos y no pudo hacer otra cosa que incorporarse y salir corriendo antes que empezaran a dispararles. En algún momento las heridas le pasarían factura. Por ahora contaba con la ventaja de la adrenalina todavía vigente. Pero ni bien se detuviera por un momento… probablemente no podría volver a ponerse en marcha. Sentía la espalda prendida fuego y la cabeza como si le hubiesen dado un batazo. Múltiples aberturas empezaron a derramar sangre en la acera marcando su camino. Algunas aún conservaban pedacitos de vidrio incrustados.

Dos de los hombres siguieron ese rastro a lo largo del pasaje. Pero al llegar a las escalinatas de Galileo notaron que no había ninguna otra mancha. Terminaban justo al comenzar los escalones. Revisaron a su alrededor, pero no parecía estar escondida detrás de algún auto. Precavidamente bajan la escalinata buscando alguna huella, pero no hay nada. A medida que se acercan oyen un bebé llorar a lo lejos. Se apuran a llegar a la base cuando dos balas impactan sendas en sus cabezas. Desploman. Tras un cubículo de baño público ella se asoma intentando tapar el llanto del niño. Lleva su abrigo enrollado en la cadera conteniendo la sangre. Está empapado de un rojo oscuro. Baja al fin la pistola que tanto le pesa. Le quedan balas, pero ya no puede empuñarla. Así que simplemente la dejó caer. 

Se arrastró por Austria entre miradas estupefactas que no ayudaban más que en hacer todo aún más incómodo. Le temblaban los brazos y su vista se nublaba. Algunos farolazos de autos la cegaban aún más. Bocinas e insultos. A duras penas llegó al enrejado del portal donde se desvaneció. Nuevamente, como cuando atravesó aquella ventana, logró posicionarse de espaldas en el momento justo. Algunos restos de vidrio lograron incrustarse aún más. La sangre ahora salió de su boca. El llanto de Rune parecía ir aumentando ahora que ya no podía moverse. Quién sabe hace cuánto estuviera llorando a decir verdad. Ya no veía absolutamente nada, pero sintió como se lo arrebataban de sus brazos y eso fue un alivio. Luego sintió como ella misma era levantada por los aires. Recorrió una larga distancia como flotando. Ya nada tenía importancia. Ella no iba a lograrlo, pero él estaba en buenas manos. O las mejores posibles. Las suyas no hubieran sido preferibles. Estaban demasiado manchadas. Pero pudo terminar su vida con la tranquilidad de haber matado a quién realmente tenía que matar. De una vez por todas. Ahora le tocaba a ella elegir su propia muerte. Eso pensaba mientras se sacaba el respirador.

Todo lo que siguió fue imaginar a su hijo creciendo a lo largo del tiempo. Era tan vívido que a veces creía que lo estaba viendo de verdad. Esas veces le pedía perdón. Pero enseguida se ponía en guardia para seguirlo cuidando.