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Consigna día 10: Alberto Fuguet

Las noches parecían al fin empezar a tranquilizarse en Los Ángeles. Había patrullajes enteros en los que incluso nada relevante sucedía. Solamente la lluvia incesante de febrero y esa neblina espesa que hace algunos años empezó a copar la ciudad de arriba a abajo. Y digo bien que desde arriba porque con mi compañero tenemos la teoría de que se produce en lo alto de las torres. Generalmente no salimos del nivel siete o el nivel ocho. Pero hace años que estamos arriba del patrullero y servimos en todos los niveles en algún momento. Hemos visto donde terminan las torres y empieza el cielo allá por el nivel diez; como también hemos patrullado sobre el pavimento del nivel uno junto a carretas tiradas por algún animan o humano. Y es indiscutible que la neblina se concentra en mayor medida en los niveles superiores que en los inferiores. Sin embargo, en los últimos años [ni que hablar en los últimos meses] la neblina se acrecentó en los niveles inferiores. Empezó siendo débil, casi imperceptible. Pero con el tiempo fue tomando densidad. Para uno que trabaja en las calles todas las noches es más fácil de percibir. Pero quién sabe si realmente hace algo más que molestar. A nadie parecía importarle mucho, pero lo cierto es que prefería este tipo de problemas que los otros. Los anteriores.

Mi compañero no para de hablar esta noche. Parece que su novia va a dejarlo otra vez. Y lo bien que hace. Apenas lo aguanto algunas veces, pero a mí por lo menos me pagan por eso. No me imagino ser la madre de su hijo. Yo hago que lo escucho mientras manejo con precaución por la lluvia y la neblina. Quizá de manera inconsciente nos conduje a la zona industrial de las Torres Tyrell. O lo que queda de ellas. Este lugar había sido el escenario de batalla más feroz que alguna vez había visto o imaginado. Fue entonces cuando me di cuenta que Ron se había callado por completo, miraba nervioso por la ventana. Él también lo había vivido. ¿Y por qué nadie habla de eso? ¿Por qué pareciera que todos hacen de cuenta que no sucedió?. Muchos oficiales perdieron la vida, y por supuesto civiles inocentes. Sin embargo, todo parece ser parte de un pasado completamente superado. Pero aquí estoy, paseando por Tyrell a uno de estos superados que parece estar a punto de vomitarse de los nervios. Me detengo un momento para observar los restos de la Torre. No estaba en este lugar desde la revuelta de los Replicantes. Es raro cómo funciona el tiempo en casos como ese. Suceden de una manera tan abrupta que se puede determinar perfectamente cuándo empezaron; pero tardan tanto en desaparecer… que sinceramente es muy difícil decir cuándo terminaron. Simplemente va dejando de suceder tan de a poco que uno se acostumbra de manera tal que a veces cuesta pensar que algo haya cambiado. Ron está un poco pálido, me mira. Entiendo que quiere que salgamos inmediatamente de aquí. Pego el volantazo y eso parece darle más ánimo. No voy a negar que disfruté de ver el cambio de su expresión. Siento que sin decirlo me da la razón, que no estoy loco, que eso pasó. Subo al nivel ocho para tomar el puente y a medida que nos acercamos Ron parecía estar cobrando color porque ya volvía con lo de su novia. Cuando estamos por llegar distinguimos a una mujer escapando de tres hombres por el brazo superior del puente. Acelero con la sirena y luces encendidas. Dos de los hombres se volvieron corriendo. La mujer se asustó y revaló por la lluvia cayendo del puente al vacío. El hombre que la perseguía intentó agarrarla pero no llegó. Entonces, sin consultar a mi compañero, bajo repentinamente. Nunca había estado completamente en perpendicular y mucho menos a toda velocidad bajando desde el nivel ocho. La mujer golpea contra un mercado flotante y se aferra a su estructura para no seguir cayendo. Ron terminó de dar aviso por la radio tanto de los sospechosos del puente como del rescate que estaba emprendiendo en caída libre hacia el nivel uno para rescatar a la mujer. Entonces la lluvia se convirtió en una tormenta y sumado a la neblina apenas podía distinguirla. Cuando estoy por alcanzarla en el mercado, ella resbala nuevamente y cae en picada. Ron me sacudía y gritaba que me detenga. Pero seguí decididamente. El nivel dos era el límite que me había impuesto, si no llegaba a rescatarla en el nivel dos la dejaría caer. No podíamos estrellarnos, Ron tenía un hijo. Acelero y la veo agrandarse de pronto en mi perspectiva. Le tiendo la mano, ella me ve y se estira hacia mí. Estamos llegando al límite del nivel dos cuando por fin logro agarrarla. Freno en seco quedando suspendido en perpendicular con el patrullero y la mujer agarrada de mi mano bajo una de las tormentas de febrero más extraordinarias que recuerdo. Hice todo lo que pude. Nunca podré olvidarme su mirada de pánico y súplica. Pero todo eso solo poco más de un segundo. Volvió a resbalarse, ahora de mis manos. Mi impulso fue acelerar, pero Ron me detuvo y la vimos caer un nivel entero perdiéndose en la niebla y el agua. Retomando la prudencia del principio de la noche, bajamos a los confines del nivel uno del sector industrial de las Torres Tyrell. Para nuestra sorpresa en la radio parecían estar como locos al respecto y estaban enviando varias patrullas a asistirnos, pero por alguna razón ninguna ambulancia. A medida que bajábamos toda la vecindad que podría haber en un lugar como ese se abría paso acusando la caída que había presenciado. Pudimos ver perfectamente cómo su cuerpo se había hundido en el pavimento. Ron me miró de golpe, pero no le correspondí. Mis ojos se fijaron sola y absolutamente en aquel cuerpo que yacía bajo la lluvia. Podíamos sentir cómo teníamos a los respaldos llegando atrás nuestro. Ron efectivamente vomitó de los nervios. Y el vómito de Ron cayó justamente al lado de aquella Replicante a la que estuve a punto de salvarle la ¿vida?.