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Mateo entró en crisis una vez más. Con el tiempo sus episodios se habían vuelto más severos y más seguidos. Se hundía en la cama y no salía de ahí por días y días. Sus padres ya no sabían qué hacer. Habían intentado de todo: preguntarle qué le pasaba, preguntarle si le dolía algo, hacerle comidas con más sal para levantarle la presión. Pero nada daba resultado. Su hijo se había convertido en una larva en posición fetal bajo dos frazadas.

Es entonces cuando la Madre de Mateo decide consultar a un especialista. Llama a la radio donde está ese médico de la tarde que da tips para sobrellevar los problemas. Ella le contó, no sin acongojarse, la situación por la que pasaba su hijo. El doctor de la radio la escuchó atentamente y le aconsejó que le acercara uno de sus libros de autoayuda que trataba específicamente la patología que atravesaba Mateo.

Pero cuando lo hablaron con el padre de Mateo y vieron el precio del libro decidieron dar de baja esa opción.

“En el desván hay una caja entera de libros de autoayuda que eran de mi vieja - dijo el Padre. - Démosle eso a ver qué pasa. Alguno le tiene que servir”.

La Madre de Mateo no parecía muy convencida, pero no se les ocurrían más soluciones. Mal no le iba a hacer. Así que bajaron la empolvada caja entre los dos. 

Golpearon la puerta de su cuarto, y como no respondía decidieron entrar en silencio.

Mateo estaba ahí: metido en la cama, tapado hasta las orejas e inclinado en posición fetal. Sus ojos estaban abiertos de par en par y miraban a sus padres en todo movimiento.

Los padres de Mateo entraron la caja entre los dos y se la arrimaron a la cama. La Madre se lo quedó mirando unos segundos y le acarició el pelo. El padre se aclara la garganta en señal de irse y ambos dejan a Mateo solo nuevamente.


Desde su ángulo, Mateo no llegaba a ver muy bien de qué se trataba. Así que tuerce un poco su cabeza. Se estira todo lo que puede, pero no llega a leer la tapa de ningún libro. Entonces toma aire y estira su brazo derecho sacándolo de la confortable frazada para tantear los libros con sus dedos. Tuvo que hacer el esfuerzo de inclinarse un poco para poder agarrar el primero.

Se lo lleva contra sí y lee:


“¿Cómo superar el sentimiento de inferioridad humana frente al Cosmos?


Descripción:

Pensado originalmente para astronautas con traumas post viaje por el espacio, este libro de autoayuda va perfectamente con el espíritu y las inquietudes de cualquier ama de casa. En él encontraremos un viaje; pero un viaje hacia nuestro interior. Así es, un viaje al espacio dentro de cada uno de nosotros en donde entenderemos que no hay inmensidad mayor que la de nuestro espíritu. Ni el tamaño de mil planetas se compara con la voluntad de un solo individuo frente a la adversidad.


Vince Sunlight

Editorial Greenville.

Londres, Inglaterra. 1992.”


Mateo deja caer el libro de su mano y tantea nuevamente dentro de la caja.

Por la hendija de la cerradura, la Madre y Padre de Mateo se turnaban para ver los avances de tu hijo.

“Te dije que no iba a funcionar…” esbozó la Madre.

“Pará, ahí está agarrando otro…” dijo su Padre en su turno de vigilia.


Mateo toma nuevamente el primer libro a su alcance. Con completo desgano, se lo acerca para poder leerlo:



“¿Cómo arreglar toda tu vida solamente haciendo una lista?

¡La solución a todos tus problemas al alcance de una lapicera y un papel!


Descripción:

¿Estás cansado de no cumplir nunca tus objetivos? ¿Te das cuenta que todos avanzan en la vida menos vos? ¿Te sentís un fracasado y deseás a veces no haber nacido? ¡Este libro es para vos! Dejá de aplazar tus sueños y empezá a notar los triunfos. Con un simple esquema de 9 pasos vas a sentir cómo todas tus metas se ordenan en tu calendario a medida que las vas tachando de LA LISTA DE MIS OBJETIVOS.


Samuel Gonzalez Uñaca

Editorial Orquídeas.

Lima, Perú. 2002.”


El Padre de Mateo le hace señas a su esposa para que se acerque a ver. La Madre se dispone en la hendija para ver cómo Mateo parece dudar sobre si leerlo. Se mira con su marido con una leve esperanza en sus ojos. Pero un golpe en seco se repite nuevamente, y es el libro al caer al piso.

Mateo casi sin fuerzas estira su brazo, pero la punta de sus dedos apenas acaricia la tapa de un libro y no llega a agarrarlo. Deja caer su brazo y vuelve a intentarlo, pero no llega. Su Madre abre suavemente la puerta, entra a su cuarto y le empuja la caja para dejársela más cerca. Luego vuelve a salir y a espiarlo de la cerradura. Mateo retoma con esfuerzo su labor. Estira el brazo y tantea entre varios libros hasta que se decide por uno:


“¿Quién te dijo que eres un fracasado? ¿La sociedad?


Descripción:

¿Alguna vez te has sentido inferior al resto? Eso es porque le das demasiada importancia a tu entorno. Piénsalo por un segundo: vivimos en un mundo rodeado de muerte, violencia, miseria, guerras y discriminación. ¿Ese mundo es el que tiene que venir a decirte cuáles son los parámetros del éxito personal? ¡Que se joda el mundo! En este libro vas a encontrar todas las herramientas que necesitas para auto-evaluarte. Porque lo que opine el resto… no es problema tuyo.


Verónica Vazquez de Lagos

Editorial Independiente de Puebla

Puebla, México. 2004.”


Mateo se queda pensando unos instantes. Voltea para ponerse boca arriba por primera vez en mucho tiempo y decide sacar también su brazo izquierdo para sostener el libro y empezar a leerlo.

Sus padres lo observan desde la cerradura y festejan en silencio. Se abrazan y alejan hacia la cocina para que no los escuche.

“¿Viste que te dije, Silvina? No hace falta que hagamos nada. Él va a poder arreglar sus problemas solo, como decía el de la radio.” Dijo el padre mientras ponía la pava.